El intento de sacar de Madrid a la Familia Real, hizo estallar el
hervidero que la ciudad vivía desde que las tropas del general Murat ocuparan
la capital de España que, si en un principio fueron recibidas como aliadas, enseguida pasaron
a ser consideradas invasoras. Desde primeras horas de aquella mañana del 2 de
mayo de 1808, la población madrileña fue incrementando unos alborotos en torno
al palacio Real que estallaron con el sonido de un disparo, seguido de los
cañonazos contra la multitud de ciudadanos congregados en la plaza de Oriente causando
decenas de muertos que desencadenó una violenta reacción popular. El mal armado
pueblo de Madrid, y ante la pasividad de las autoridades, se enfrentó a la
artillería y fusilería de los gabachos con palos, navajas, tijeras y cuantas
armas pudieron encontrar, en un cuerpo a a cuerpo en el que murieron más de un
millar de madrileños.
A primera hora de la tarde, y siguiendo las informaciones publicadas por David Martín y Jesús Rodriguez, en el libro “El bando de los alcaldes de Móstoles del Dos de Mayo de 1808 y su influencia en el comienzo de la Guerra de la Independencia”, las noticias del levantamiento y primeros
asesinatos llegaron a Móstoles en boca de grupos de personas que habían logrado
escapar de Madrid y relataron la feroz represión de las tropas francesas. La
justicia mostoleña, con sus alcaldes a la cabeza, se reunió horrorizada de cuanto allí se contaba y decidieron confeccionar un oficio firmado por los
alcaldes Andrés Torrejón y Simón Hernández, animando a las autoridades civiles
y militares a movilizarse y acudir con la mayor brevedad posible a socorrer al
pueblo de Madrid, preparándose para un levantamiento militar que habría de
expulsar al ejército invasor.
Sobre las 7 de la tarde del día 2 de mayo de 1808 salía de Móstoles, a
toda velocidad, un postillón con el comunicado de sus alcaldes que iría dejando
en los pueblos de su recorrido a lo largo de la carretera de Extremadura.
La primera parada la hizo en Navalcarnero, desde donde la información
debió llegar a Casarrubios, y el postillón continuaría a Talavera de la Reina. En cosa de pocas horas
la noticia se había difundido por los
pueblos cercanos, de tal modo que a Casarrubios debió llegar a últimas hora de
la tarde, pues a las once de la noche Fuensalida recibió un comunicado de Camarena
con las noticias que había recibido de los alcaldes de Casarrubios del Monte, comunicándoles
lo siguiente:
Señores justicia
de la villa de Fuensalida.
Haora, que son
las onze de la noche, acavamos de
recivir oficio de los señores alcaldes de la villa de Casarrubios, con esta
misma fecha, en que se nos dice que
Madrid se halla ardiendo y vombeandose los franceses; encargandonos nos
prevengamos y que pasemos iguales havisos a los pueblos inmediatos, para que si
quieren venirse con las gentes de aquellas villas, se juntaren crecido numero,
y que si hubiese franceses se procure contrariarlos para que no comuniquen
noticias a los suyos; a lo que por nuestra parte estamos prontos, y les
damos a vuestras merzedes este aviso para que determinen por la via y la
amplien a los demas pueblos, en ynteligencia que de Arcicollar, Fuensalida y la
Torre, al mismo fin les pasaremos igual aviso a sus justicias.
Nuestro
Señor guarde a vuestras mercedes muchos años.
Camarena
y mayo 2 de 1808
El mismo oficio fue enviado al día siguiente por los alcalde
de Casarrubios a Portillo.
Señor
alcalde ordinario de la villa de Portillo.
Muy
señor nuestro:
A
consecuencia del oficio de vuestra señoria, devemos manifestarle que, aunque a
la presente hemos tenido noticia de que Madrid se halla apaciguado del tiroteo
que en el dia de ayer se promobio, se asegura por todos los que han transitado
por esta en este dia, que los franceses tienen dispuesto bolver a emprender a
las gentes, por lo que deven vuestras señorias y todos los pueblos de esa
circunferencia estar prevenidos, en defensa de nuestro monarca y reyno,
respecto a que se asegura tambien bienen a favorecernos las tropas de
Guadalajara y Talabera.
Nuestro
Señor guarde a vuestra señoria muchos años.
Casarrubios del Monte, 3 de mayo de
1808.
Vicente Serrano
Josef Fernandez
Ese mismo día (3 de mayo), Portillo recibió otro de Navalcarnero
manifestando haberse calmado la revolución de Madrid, pero no fiándose de la
veracidad de lo expuesto, hicieron más caso al de Casarrubios y redactan un
nuevo oficio que, enseguida, mandaron a diferentes pueblos, informando sobre lo dicho por Navalcarnero, pero insertando el comunicado
recibido de Casarrubios del día anterior.
La sucesión de los comunicados y la brevedad de las horas en que se
suceden, nos hacen ver como las comunicaciones entre los pueblos se desarrolló
a una velocidad increíble cuando no se disponía de otros medios que los
postillones. En pocas horas la noticia fue conocida en todos los pueblos de la
zona, saltando la alarma entre ellos, como sucedería en el resto de España.
El intervencionismo e influencia del general Murat sobre la justicia y
autoridades civiles y militares obligó a localidades como Navalcarnero y
Talavera a emitir oficios, (días 3, 4 y 5 de mayo) condicionados por sus
consignas de mantener la tranquilidad. Oficios que, además de no reflejaban la
realidad que se estaba viviendo en Madrid, colaboraba con los invasores a la
sumisión de un pueblo. Mientras, Casarrubios emitía comunicados a los pueblos
de la zona con las noticias llegadas de la capital. Talavera recibió como
respuesta el comunicado de Val de Santo Domingo, adjuntando el de Fuensalida
que, a su vez, les comunicaba lo expuesto por Camarena y acompañaba la
información de Casarrubios y de Torrijos con la realidad de los hechos
acaecidos en Madrid.
Especialmente atento a las gentes que transitaban por el camino de
Madrid, y recabando información de las personas que habían conseguido huir de la Corte, Casarrubios informaba a través de oficios a los Ayuntamientos de los pueblos de la zona, la realidad vivida, quienes la volvían a multiplicar y enviar
a los de pueblos más alejadas.
Fusilamientos
del 2 de Mayo en el Paseo del Prado de Madrid (Juan Carrafa)
Como muestra la imagen, los fusilamientos se sucedieron por diversas
calles de Madrid: Pza. de Oriente, Puerta del Sol o Paseo del Prado, en cuyo
fusilamiento perdieron la vida algunos casarrubieros. Tras la matanza del
portillo de Recoletos, Diego Manso Martín, de sesenta años, su hijo, Miguel y
su hermano Manuel, naturales de Casarrubios, fueron sacados del tejar donde
trabajaban, al lado de las Puerta de Alcalá, y llevados al paseo del Prado
donde fueron fusilados. Ellos aparecen al final de mi libro “Algunos
casarrubieros”
F.-Jesús Arroyo López.