sábado, 10 de enero de 2015

CAMINO DE GUADALUPE



Ahora, que tan de moda se está poniendo el camino de Madrid a Guadalupe, debemos saber que dicha ruta ya se realizaba en la antigüedad, siendo nuestro municipio un hito importante en el recorrido.
Existen documentos que señalan que Juan II, padre de la reina Isabel, ya lo realiza en romería en 1435. El 17 de febrero de ese año, Juan II llegó a  Casarrubios, donde pasó la noche. Ya hemos comentado en artículos anteriores que Juan II volvería una vez más por Casarrubios el 18 de diciembre de 1448.
En la época de las peregrinaciones, Casarrubios fue lugar de “parada y fonda” de peregrinos que iban y venían de la corte a Guadalupe, y lugar de encuentro de peregrinos desde donde realizaban juntos el camino  hasta tierras extremeñas. 
Uno de estos peregrinos fue la reina Isabel la Católica que, tras pasar cuatro días con su esposo, el rey Fernando, en Casarrubios, el 21 de abril de 1477 se despidieron tomando caminos diferentes. El rey partiría para el cerco que los ejércitos tenían puesto a los portugueses y la Reina hacia Guadalupe. 
Más tarde, sería su nieto, el Emperador Carlos V, quien el 5 de abril de 1525 llegó a Casarrubios del Monte camino de Guadalupe. Aquí pasaría la noche y la mañana siguiente emprendió viaje.
Pero Guadalupe guarda alguna que otra relación con Casarrubios del Monte. Durante la estancia del rey Felipe III a nuestra villa, obligada por su enfermedad, fueron traídas de todas las partes del reino diversas reliquias, entre las que se encontraban el cuerpo momificado del beato Isidro que, poco después sería San Isidro Labrador, enviado desde Madrid; el niño de la Virgen del Sagrario de Toledo; Talavera envió el manto de la Virgen de Prado y, El monasterio de Guadalupe, envió el manto de su Virgen, juntamente con el niño de esta imagen que llegaron en el preciso momento que al rey le aumentaban las calenturas. Como el rey comenzara a sanar al día siguiente, los extremeños se atribuyeron el honor de la prodigiosa curación a la Virgen de Guadalupe, entrando en enfrentamiento con los madrileños, quienes creían haberse obrado el milagro por intercesión de San Isidro.

F.-Jesús Arroyo López.

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