La recuperación de las peregrinaciones a Guadalupe, vuelve a
poner a nuestra villa en el lugar que le corresponde en el antiguo Camino Real que
une la Corte con el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe, considerada por los peregrinos como un hito importante a lo largo
del camino.
En la época de las peregrinaciones, los inspirados por
la devoción de la pequeña talla de la virgen negra en tierras extremeñas, se
ponían en camino para visitar el monasterio guadalupano. Los del noroeste de España llegaban a Segovia donde tomaban el camino
segoviano por la margen derecha del rio Guadarrama o Calzadilla al
encuentro con el camino real que venía de Madrid, por el que llegaban los
peregrinos de la Corte y los que allí se incorporaban otras partes
del territorio nacional. Saliendo de Madrid por el puente de Segovia, y tras
andar un par de leguas llegaban a Alcorcón, de donde pasaban a Móstoles, pueblo
distante 4 leguas de Casarrubios. De ahí el camino se dirigía a Arroyomolinos y,
bajando por la rivera del arroyo que da nombre a este pueblo, cruzaban el rio
Guadarrama unos cuatro kilómetros más abajo del actual puente de la A5.
El rio se vadeaba por un puente de tablas, siempre que puente
y rio lo permitieran. En su defecto, una barca se encargaba de trasladar a los
caminantes de una orilla a la otra aunque la mayoría de las veces, se hacía a
pie o en las monturas correspondiente que, alguna vez, daban con el jinete en
el agua, como relata Antonio Ponz en su “Viaje de España” camino a Casarrubios.
Tras cruzar el rio se unía con el que venía de Segovia, continuando hasta el
pueblo de El Álamo y de allí a Casarrubios del Monte.
Durante los siglos XVII y XVIII y, ante la inexistencia de un paso seguro del Guadarrama,
asegura Jesús Rodríguez Morales, experto en caminos y calzadas romanas en la
provincia de Madrid, la carretera de Extremadura se dividió en una serie de
ramales distintos que unían apóstoles, Móstoles, con Santa Olalla. Según este historiador, sigue diciendo que
principalmente hubo tres caminos:
El del medio, por Arroyomolinos, El Alamo. Casarrubios, Las Ventas de Retamosa y S. Silvestre es el del Itinerario de Postas de 1720. El camino iría por: Cordel del Arroyomolinos a cruzar el Guadarrama por el Puente de
El tercero, el más meridional, es el que parece mis frecuentado desde mediados del s. XVIII, es el que señala Pedro Rodríguez Campomanes en su Itinerario de Postas de 1761 y que abre este GEOCACHING. Parece que el camino que siguió Ponz de Móstoles al puente de
El camino más al Norte, parece ser el utilizado tardíamente y
de menor uso hasta ser desviado por él la carretera de Extremadura, quedando
como primitivos y más directos el del centro y sur y, por tanto, más
transitados por los peregrinos que les llevaba por Casarrubios del Monte,
siendo esta villa paso obligado, marcando la primera etapa desde Madrid en el
camino de Guadalupe. Por él pasaban todos aquellos peregrinos que, desde la
Corte, y una gran parte de la península, deseaban alcanzar el antiguo priorato en
tierras extremeñas.
Tras andar una legua desde El Álamo, los peregrinos se
encontraban con la ermita de San Sebastián, a extramuros de la villa de
Casarrubios del Monte, que les daba la bienvenida y a cuya vera podían descansar
antes de entrar a la población por la por la Puerta de Madrid, situada en la
calle de la Villa, donde hoy se encuentra La Picota.
Casarrubios del Monte se encontraba amurallada y era cerrada
por la noche, por lo que los peregrinos se podían encontrar seguros en ella. Al
ser lugar de paso del camino real que unía Madrid con el reino de Portugal, el
paso de viajeros era incesante y contaba con varios alojamientos: el primero
que encontraban estaba situado en la calle de la Villa, a pocos metros de la puerta
por la que habían accedido, perteneciente al Colegio de Niñas de Ntra. Sra. de
la Paz de Madrid, a continuación estaba el Mesón del Conde, frente a la iglesia
de Santa María y, ya en la plaza, tenían otro que, junto con el de la esquina de
la calle de la Hoz, el de la calle Empedrada, Carreteros y Alamillo,
completaban el número de mesones y posadas que, a lo largo de los siglos fue variando, donde
los peregrinos podían pasar la noche. También fue lugar de parada y fonda de
muchos transeúntes, viajeros, muleros, caminantes, diligencias, etc. y lugar de
encuentro para muchos que, por seguridad o hacer el trayecto más ameno, encontraban
compañía para realizar juntos el camino hasta tierras extremeñas.
En la villa, la Hermandad del Santísimo Sacramento regentaba un
hospital que acogía a cuantos caminantes y peregrinos necesitaban curar sus
dolencias y heridas antes de continuar el camino.
La salida la hacían por la Puerta de Toledo, situada frente a
la gran plaza (Campillo) flanqueada por la Iglesia de San Andrés y el convento
de agustinos, a la que se accedía a través de un puente de ladrillo. Antes de
abandonar la villa, los peregrinos acudían al monasterio a venerar a la Virgen
de Gracia y pedirle mercedes para el resto del camino que continuarían por el
Arenal y el camino que llamaban de Guadalupe, a espaldas de la calle Empedrada,
llegando a la ermita de San Antón donde, finalmente, tomaban el que les
llevaría a Las Ventas de Retamosa.
Del paso de peregrinos por la villa de Casarrubios del Monte
nos hablan diversas obras literarias del Siglo de Oro, y algunos otros
documentos sobre peregrinos ilustres a lo largo de la historia como el paso de Juan
II, padre de la reina Isabel, que dice haberlo realizado en romería en 1435. “El
17 de febrero de ese año, Juan II llegó a Casarrubios, donde pasó la noche”.
Le seguiría su hija, la reina Isabel la Católica que, tras
pasar cuatro días con su esposo, el rey Fernando, en Casarrubios, el 21 de abril
de 1477 se despidieron tomando caminos diferentes. El rey partiría para el
cerco que los ejércitos tenían puesto a los portugueses y la reina hacia
Guadalupe.
Felipe II también hizo una peregrinación a Guadalupe pasando
por Casarrubios del Monte, al que seguirían Felipe III y Carlos IV. Todos ellos
siguieron el camino real que unía la Corte con Extremadura que les acercaba a
Guadalupe y, luego, continuaba al reino de Portugal.
Una vez más, Casarrubios del Monte tuvo su lugar en la historia dando infraestructura a un colectivo social en la España de las peregrinaciones. Ofreciendo una villa segura con servicios de alojamiento, sanitario y espiritual a los peregrinos que visitaban en el monasterio de agustinos la imagen de Ntra. Sra. de Gracia.
Fausto J. Arroyo López