En la Ruta Histórica que hicimos el mes pasado por
Casarrubios, decía como algunos de nosotros hemos llegado a conocer los bajos de
las torres esquineras del castillo convertidos en cuadras o pajares, pero que
en otros tiempos sirvieron de vivienda a las gentes más desfavorecidas de la
villa.
Esto fue una forma de vida generalizada hasta el siglo XVIII en
muchas ciudades de España y resto de Europa, por gentes que, sin ningún tipo de
recurso, buscaba la protección de las murallas de alguna iglesia, castillo o
las que rodeaban la ciudad, para instalar sus rudimentarias viviendas,
consistentes en una lona, ramajes o maderas que les preservaran de las inclemencias del
tiempo.
En Casarrubios del Monte ocurrió exactamente eso. Cuando las obras del
castillo se paralizaron, y con el paso del tiempo quedó abandonado, las gentes
ocuparon cualquier tipo de resguardo para instalarse con su familia. La mayor
parte venía de fuera buscando acomodo en nuestra villa, como
revelan las partidas de bautismo de algunos nacimientos en los “cubillos” del
castillo.
Cuando los habitáculos fueron ocupados, comenzaron
a instalarse en los rincones externos de su muralla, en las que pueden verse
los huecos dejados por los palos que sujetaban la techumbre de dichas casas.
Abandonadas estas viviendas, fueron utilizadas para establos
y pajares, llegando así al siglo XX.
En mi reciente visita a la ciudad de León, he podido
comprobar cómo este tipo de viviendas han llegado a convertirse en casas
adosadas a la muralla cuyo principio fue el que acabo de describir. Aquí dejo una fotos.
F.-Jesús Arroyo López.